Sal 18,8.9.10.15

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta

y es descanso del alma;

el precepto del Señor es fiel

e instruye al ignorante. 

Los mandatos del Señor son rectos

y alegran el corazón;

la norma del Señor es límpida

y da luz a los ojos. 

La voluntad del Señor es pura

y eternamente estable;

los mandamientos del Señor son verdaderos

y enteramente justos. 

 

 

Salmo 119, 17-24

Que te agraden las palabras de mi boca,

y llegue a tu presencia

el meditar de mi corazón,

Señor, roca mía, redentor mío. 

Favorece a tu siervo, 

para que viva y guarde tu palabra. 

Abre mis ojos, para que vea 

as maravillas de tu ley. 

Peregrino soy en la tierra, 

no escondas de mí tus mandamientos. 

Quebrantada está mi alma anhelando 

 tus ordenanzas en todo tiempo. 

Tú reprendes a los soberbios, los malditos, 

que se desvían de tus mandamientos. 

Quita de mí el oprobio y el desprecio, 

porque yo guardo tus testimonios. 

Aunque los príncipes se sienten y hablen contra mí, 

tu siervo medita en tus estatutos. 

también tus testimonios son mi deleite; 

ellos son mis consejeros.