Llevamos en el fondo este afán de plenitud que no podemos eludir. Somos mendigos de esa existencia plenaria, y no termina nunca esa peregrinación del hombre que va de criatura en criatura pidiendo su limosna de vida. Pero el acto supremo en nuestra correría- peregrinación- de mendigos es la oración. En ella se actualiza nuestro desamparo ontológico, nuestro afán de plenitud y el reconocimiento supremo de aquel que dijo: “Yo Soy el que soy”. El hombre es un peregrino de lo absoluto.(Agustín Basave, “Filosofía del hombre”).
Cabodevilla:“Cualquier forma de sed es sed de Dios”. También nosotros tenemos sed, sed de felicidad, de éxitos, de verdad, de amor, de plenitud, de vida; el que no tiene sed, no busca fuentes de agua.
Alexis Carrel : “El ser humano tiene necesidad de Dios, como del agua y del oxígeno”. Realmente tiene más necesidad aún, al menos en un orden ontológico.
San Agustín; “Quiere alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación. Tú mismo le provocas a ello, haciendo que se deleite en alabarte, porque nos has hecho para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.
San 5, 14-15 "¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados."